martes, 15 de abril de 2014

Sábanas

Se metió debajo de las sábanas para averiguar de qué estaban hechos los sueños.

Cerró los ojos y se dejó ir navegando en un mar de sábanas.

Nadó de aquí para allá, se construyó un bote de almohadas para abarcar más espacio, miraba hacia babor y no encontraban más que sábanas, volteaba a estribor y de nuevo sábanas, giraba la cabeza hacia popa y otra vez sábanas, se cansó de remar y se sentó en la proa resignada a no ver más que sábanas.

Estaba a punto de desertar, de tirar la toalla y regresar a su cama, cuando de pronto, sin percatarse demasiado, surgió una neblina que empezó a cubrir la pequeña embarcación.

Ella no le prestaba mucha atención, seguía concentrada en el tumulto de sábanas, cuando de entre ellas, empezaron a asomarse peces de colores, burbujas, luces, arcoíris, pájaros, nubes… entonces se dio cuenta que su embarcación ahora era de dulces, gomitas y caramelos, todos unidos para formar un pequeño barco.

El mar ya no era de sábanas, era de agua, tan cristalina que apenas se percibía, y a través, podía ver a los peces, peces comiendo plantas, plantas hechas de dulce, un mundo submarino coloreado.

Y las aves, aves cazando peces, peces que comen dulces.

Estaba extasiada, llena de felicidad.

Tocaba el agua, los peces se acercaban, le tocaban los dedos, le sonreían, ella les devolvía la sonrisa y se reía de manera hilarante.

Se levantó sobre el pequeño barco para averiguar si podía ver algo más alrededor, pero perdió el equilibrio y cayó al agua.

Trató de respirar pero no pudo, no lo necesitaba.

Nadó hacia el fondo, saludó a todo tipo de peces, comió todo tipo de plantas y se dejó ir con la corriente.

Bailó con una mantarraya, cantó con una ballena, comió con un cangrejo y saltó la cuerda con una estrella de mar.

Se divertía mucho, pero sintió la necesidad de volver a la superficie. Subió y subió, se despidió de todos, prometió volver.

Cada vez se acercaba más, podía ver el sol en lo alto ya las aves volando, acariciaba a las aves, tocaba las nubes, bebía los colores del arcoíris.

Comenzó a cansarse, se posó en una nube, cerró los ojos, comenzó a caer, tuvo miedo, pero lo perdió y disfrutó la caída, pensó que regresaría al agua, pero al aterrizar sintió algo suave, acolchado, cómodo, las sábanas habían vuelto.

Se enojó, se resignó, cerró los ojos.

-¿Entonces pequeña? ¿De qué están hechos los sueños?

-De sábanas

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